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El sol y la piel: el lado oscuro de la exposición al sol

octubre 27, 2017

La gente disfruta del sol. Algunos, incluso, lo han adorado. La luz solar es esencial para muchos seres vivos, sin embargo, la luz del sol también tiene un lado peligroso. Puede dañar la piel e incluso los ojos. La buena noticia es que puedes tomar algunas medidas relativamente simples para protegerte contra el daño solar y así continuar disfrutando de los efectos saludables del sol.

La luz solar viaja a la tierra como una mezcla de rayos u ondas visibles e invisibles. Las ondas largas, como las ondas de radio, son inofensivas para las personas. Sin embargo, las ondas más cortas, como la luz ultravioleta (UV), pueden causar problemas. Los rayos más largos de estas ondas UV que llegan a la superficie de la tierra se llaman rayos UVA. Los más cortos se llaman rayos UVB.

Demasiada exposición a los rayos UVB puede producir quemaduras. Los rayos UVA pueden penetrar la piel más profundamente que los rayos UVB, pero, en todo caso, ambos pueden afectar la salud. Cuando los rayos UV invaden las células de la piel, alteran procesos delicados que afectan su crecimiento y apariencia.

Con el tiempo, la exposición a estos rayos puede reducir la elasticidad de la piel, que puede incluso llegar a engrosarse, o puede arrugarse o afinarse como papel de seda. «Cuanto más se expone al sol, más envejece tú piel». «Cuando estás expuesto a la radiación ultravioleta, hay un proceso de reparación constante en cada una de las células expuestas». Aún así, puede haber daños permanentes a la piel.

A medida que envejecemos, es más difícil para la piel repararse a sí misma. Con el tiempo, el daño ultravioleta puede perjudicar a la piel y el tejido conectivo subyacente. Como resultado, su piel puede desarrollar más líneas y arrugas.

Demasiada exposición al sol también puede aumentar el riesgo de cáncer de piel, el tipo de cáncer más común en los Estados Unidos. Cuando la luz UV ingresa a las células de la piel, puede dañar el material genético (denominado ADN) que se encuentra en su interior.

Los daños al ADN pueden causar cambios en las células y hacer que estas crezcan y se dividan rápidamente. Este crecimiento puede resultar en grupos de células adicionales conocidos como tumores o lesiones, que pueden ser cancerosos (malignos) o inofensivos (benignos).

El cáncer de piel puede aparecer inicialmente como una pequeña mancha en la piel. Algunos cánceres pueden extenderse profundamente hacia los tejidos circundantes; también puede extenderse de la piel a otros órganos del cuerpo.

Cada año, más de 2 millones de personas son tratadas por dos tipos de cáncer de piel: el carcinoma basocelular y el carcinoma epidermoide.

El melanoma es un tipo de cáncer de piel menos común, pero más grave, que se diagnostica a más de 68.000 estadounidenses por año. Otros 48.000 son diagnosticados con una forma temprana de la enfermedad que compromete solamente la capa superior de la piel. Los melanomas se originan en las células que proporcionan el pigmento (color) a la piel. Un importante factor de riesgo de melanoma es tener una gran cantidad de lunares, o grandes lunares planos con formas irregulares. Las quemaduras de sol, especialmente durante la infancia, también pueden aumentar el riesgo de melanoma. «Si ya ha tenido cáncer de piel, el riesgo de que desarrolle otro cáncer de piel es particularmente alto».

La mejor manera de proteger la salud de la piel y prevenir el cáncer es limitar la exposición al sol. Evite que esta sea prolongada y opte por estar en la sombra en vez de en la luz solar directa. Use ropa protectora, gafas, y protector solar entre las 10 a. m. y las 4 p. m. El protector solar es especialmente importante entre estas horas, cuando los rayos del sol son más intensos. «El momento de empezar a protegerse del sol no es cuando uno llega a la edad adulta, sino años antes».

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